[...] La fotografía pertenece a aquella clase de objetos laminares de los que no podemos separar dos láminas sin destruirlos: el cristal y el paisaje, el bien y el mal, el deseo y su objeto: dualidades que podemos concebir, pero no percibir.
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Sea lo que fuera lo que ella ofrezca a la vista y sea cual fuere la manera empleada, una foto es siempre invisible: no es ella a quien vemos.
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Roland Barthes