Pionera del autorretrato, Virginia Oldoini

Virginia Oldoini (1837-1899), más conocida como la Condesa de Castiglione, fue una de las figuras sociales más famosas y polémicas del siglo XIX. Fue la gran pionera del autorretrato (o selfie como se lo conoce hoy en día), ella fue la primera en entender las infinitas posibilidades que para la expresión artística ofrecía la explotación fotográfica de la propia imagen, dándole, en su caso concreto, una importancia especial a las poses y a los estilismos.

Hoy en día, el Metropolitan Museum de Nueva York destaca su figura como la de una mujer que «decidía el contenido expresivo de sus imágenes y quien asumía el rol de directora artística de las mismas, hasta el punto de decidir los tiros de cámara. También daba instrucciones precisas sobre cómo tenían que hacerse las ampliaciones y cómo colorear las imágenes para transformar un simple documento fotográfico en una visión imaginaria».

La condesa posó incansablemente durante 40 años, obsesionada con los resultados y con su propia imagen. A medida que fue envejeciendo, dejó de hacerse retratos y se recluyó en su casa, de la que eliminó todos los espejos y de la que solo salía de noche. Murió a los 62 años mientras planeaba una retrospectiva de sus retratos titulada: «La mujer más hermosa del siglo».

Anécdotas aparte, Virginia Oldoini fue una avanzada a su tiempo. Trabajaba y controlaba las escenas como nadie en su época, no apretaba el botón de la cámara, pero eso era lo único que no hacía. Quien se encargaba de recibir sus órdenes y realizar la toma fotográfica era Pierre-Louis Pierson. Sus retratos muestran una gran variedad de poses y estilismos que ella misma agrupaba en álbums para enviarlos a amigos y admiradores. Esto la ayudaba a crear y controlar su imagen pública, y a la vez crear tendencias en moda.